El homicidio y el asesinato son dos delitos contra la vida humana a través de causar la muerte de una persona. No obstante, ambas se tratan de unas figuras jurídicas distintas y, por ello, se imponen penas diferentes.
En el caso de que una persona o un grupo de personas maten a alguien en circunstancias específicas, como la alevosía, enseñamiento o por precio, promesa o recompensa se tratará de asesinato. Y este es el caso, por ejemplo, de lo que le pasó al joven Samuel, que murió en manos de un grupo que, de manera liberada e intencionada, le propiciaron una paliza que acabó con su vida, bajo los gritos de maricón.
España en los últimos años ha registrado ya más de un centenar de asesinatos por motivos de odio, algunas de las cuales fueron por la orientación sexual, aunque no todas fueron condenadas como delito grave, desgraciadamente.