En el pasado mes de setiembre, Cataluña se convirtió en la primera comunidad autónoma que creó una ley para regular los precios del alquiler. Una regulación que fue recurrida por parte del PP ante el Constitucional y que, aunque sigue en vigor, debe ser revisada por el tribunal. Sin embargo, ahora es la propia comunidad la que está negociando con el Gobierno central, con el de Pedro Sánchez, para que esta ley no se suspenda.
La Ley 11/2020 afecta a la fijación del precio del alquiler de vivienda habitual en los municipios de Cataluña para, de esta manera, eliminar los problemas que muchos habitantes tienen a la hora de acceder a viviendas.
De esta manera, según la normativa, no se pueden aumentar los precios de alquiler respecto al anterior contrato, se reduce el precio de aquellos alquileres que se encuentren por encima de la media de la zona en las áreas residenciales tensas (Barcelona y área metropolitana), y se fija un precio tope para nuevas viviendas que se incorporan a este mercado.
Por otro lado, el límite de los precios en alquileres se determina o bien con mediante el precio de referencia, o por la renta del último contrato vigente. Así pues, en el primer caso, se debe calcular multiplicando la superficie útil de la vivienda por el valor central. El valor que da esta fórmula solo se puede incrementar el 5 % si la vivienda cuenta con tres de los siguientes requisitos: ascensor, aparcamiento, si está amueblada, si contiene sistemas de calefacción o refrigeración, zonas comunitarias, consejería o vistas especiales.
En el segundo caso, se deberá tomar de referente el valor de la vivienda que tenía los últimos cinco años, es decir, en el último contrato que había en vigor.
En el caso de incumplir la ley, el propietario deberá estar sujeto a sanciones económicas que pueden ir desde los 3 000 € a los 90 000 €.