Los chiringuitos tienen, normalmente, una duración temporal corta, puesto que cambian de domicilio y denominación para no ser descubiertos. No obstante, durante el trascurso de su servicio ganan suficientes fondos para conseguir beneficios de lo más rentables.
Pero ¿cómo actúan? A través de un contacto telefónico o por correo electrónico, nunca de un contacto físico y personal, animan al cliente a realizar una inversión en concreto. Embaucan a la persona gracias a la realización de folletos de gran presentación, webs de calidad y con una apariencia muy segura… Para poder obtener la información requerida para contactar con las víctimas, recurren a bases de datos, la mayoría de veces de forma fraudulenta. Normalmente, de clientes que se han suscrito con anterioridad a productos financieros o que reciben publicación económica.
Es muy fácil mostrarse vulnerable ante las promesas y la falsa información que ofrecen estas empresas fraudulentas. Y es que, por muy bien creadas y construidas que estén, ¡son falsas, ya que no están adheridas al Fondo de Garantía de Inversiones o de Depósitos!
Las técnicas de persuasión que utilizan son las siguientes:
► Realizar un elevado número de llamadas para presentarse, sin pedir ni dinero ni compromiso. La gran información sobre el sector y la demostración de sus amplios conocimientos sobre los mercados financieros hacen que la persona se crea la autenticidad de la empresa.
► Ofrecer muchos beneficios y pocos riesgos. Un aspecto que atrae al inversor, ya que es uno de los principios básicos de cualquier inversor para ganar rentabilidad en su inversión.
► Utilizar técnicas de presión psicológica para que el cliente no tenga tiempo de pensar y reflexionar, sino que se incita a tomar una decisión inmediata e impulsiva. Así pues, insisten de forma reiterada y, en algunos casos, de manera agresiva o descalificando, ya que se cuestiona la habilidad o los conocimientos del inversor.
Sin duda, su actuación es una gran tapadera para poder quedarse con el dinero de la víctima, haciéndole creer que está llevando a cabo una inversión de lo más rentable
De hecho, desde el inicio de la pandemia, la crisis económica y sanitaria ha hecho nacer más entidades financieras sin autorización. Desde marzo al 30 de junio se destaparon más de una centena de entidades impostoras, un 34 % más que en el mismo periodo del 2019. Sin duda, la crisis del coronavirus ha sido una fábrica de chiringuitos financieros. El portavoz de la OCU afirmó que «La crisis económica es caldo de cultivo para los chiringuitos financieros».